Baladas con ritmos más electrónicos y algunos con pátina latina forman parte de "Ser", que presentará el 28 de septiembre en Mar del Plata.
El cantante melódico argentino Axel publicó su nuevo disco, “Ser”, en el que mezcla baladas con ritmos más electrónicos, algunos con pátina latina, configurando una serie de cambios que apuntan a “sorprender a la gente y salir de la zona de confort”, según dijo.
“Soy muy inquieto en todos los sentidos de mi vida y musicalmente también lo soy y me gusta correr riesgos, subirme al escenario con ganas de tocar esto, porque es nuevo y distinto”, aseguró Axel durante una entrevista con Télam.
De la mano de “Ser”, el baladista hará una gira nacional que comenzará el 5 de octubre en el Estadio Forum de Santiago del Estero y continuará por el Estadio Floresta de Tucumán (6), Teatro Provincial de Salta (7), Teatro José Hernández de Jujuy (8), Estadio Ruca Che de Neuquén (13), Teatro Don Bosco de Bahía Blanca (14), Plaza de Azul (15), Estadio Olimpia de Venado Tuerto (20), Estadio Banda Norte de Río IV (21), Teatro París de Necochea (27) y Teatro Radio City de Mar del Plata (28).
En noviembre el tour continuará por Estadio Aldo Cantoni de San Juan (3), Estadio Bustelo de Mendoza (4), Estadio Cubierto Newell’s Old Boys (11), Hipodromo de Palermo (25) y Estadio Unión y Progreso de Tandil (30).
Ya en diciembre, quedan todavía dos fechas: el 1 en el Estadio Centro de Chivilcoy y el 2 en Estadio Quality de Córdoba.
– ¿Las canciones de “Ser” surgieron en tu nuevo hogar cordobés en Traslasierra?
– Sí, un 90%. La primera canción que escribí fue “Eternidad” y la hice en una habitación que tiene una ventana grande con toda la montaña como marco. Arranqué la etapa de producción y arreglos cuando ya tenía mucho escrito del disco, me había tomado un par de meses para escribir a pleno ahí en Córdoba.
– ¿Cuánto del paisaje se filtró en la letra? ¿Se llegó a incluir eso?
– Es inevitable, cuando estás mucho tiempo en un lugar así con tanta naturaleza y tan poco ruido de afuera empezás a conectarte para adentro, y más cuando estás en una postura de mirada interior. De repente, empezás a conectar con el exterior desde otro lado, en otra sintonía. No por nada hay un par de canciones que tienen espíritu folclóricos, hay una canción que se llama “Aguaribay” que es un árbol que yo planté en mi casa y también en las letras está presenta la naturaleza en pasajes, metáforas y palabras.
– Fuiste a una provincia muy rica musicalmente, porque todos los folcloristas que vienen de otras provincias se radican en Córdoba, es la capital del cuarteto y ahora hay una movida de pop y de rock independiente ¿Creés que puede terminar contagiándote?
– Buscaba un lugar con una calidad de vida diferente: ni mejor ni peor, distinta. Creo que en realidad muchos músicos de todo el país elegimos Córdoba porque es el centro del país, logísticamente es muy práctico porque estás a la misma distancia de Buenos Aires que de Mendoza. Yo lo elegí también porque es el lugar donde me siento más yo que en cualquier otro lado y siento que mi familia está feliz.
– Vivía en una zona muy tranquila del conurbano. ¿Igual necesitaba alejarse?
– Estaba en Adrogué. Nunca elegí un barrio cerrado, nunca elegí un country, siempre busqué que mis hijos vivan un poco lo que yo vivía cuando era chico; el poder salir a caminar por el barrio, ir al club, andar en bicicleta y poder ir a la panadería. Es algo que ya no puedo lograr por un temor mío de que ellos lo hagan.
– ¿El club era Brown de Adrogué?
– No, yo soy de Calzada, iba al Club Calzada. Yo iba de chico a jugar al fútbol, íbamos a comer al buffet con mi viejo también. Y también estaba Ateneo, a dos cuadras de casa, donde e iba a jugar al tenis y al fútbol.
– Volviendo al disco ¿Por qué prima lo electrónico y el R&B americano antes que el urbano latinoamericano?
– Me puse a escuchar ese palo de cosas mezclado con lo que canto día a día como folclore, mis canciones para mis hijas. De esa ensalada y lo que traigo genuinamente y me sale, hice una mezcla y me sentía que estaba cómodo. Agarraba una máquina electrónica que se llama Maschine y empezaba a hacer ritmos y a grabarlos. Después, siempre la premisa era que todas las canciones tuvieran un instrumento orgánico, después de los ritmos capaz le agregaba un piano y cantaba algo arriba, una melodía que improvisaba.
– En esa apuesta no se nota tanto la presencia del rock argentino
– Lo que se esperaba hace unos 5 o 10 años era que fueras más rockero. Hoy en día en Argentina el rock nacional es pop. La Beriso tiene canciones poperas que son hermosas y muy bien cantadas y ya no hay Spinetta o Charly García, quedan muy pocos artistas de rock puro. Entonces, de afuera ya no esperan de Argentina un rockero, esperan un popero y la globalización hizo que acá se haga música electrónica como en todos lados y que esté más homogeneizada la propuesta.
– ¿Cuánto cuesta salir de esa zona de confort de ser un baladista que encuentra la canción siempre?
– De repente, salir de la zona de confort cuando te va bien es difícil, cualquiera te diría “llenás en todos lados, seguís creciendo en el exterior, ¿qué más querés?”. No es que quiero más, pero sería traicionarme a mí mismo y a mi forma de ser, el no correr riesgos.
– La variedad rítmica del disco para estos shows que está ensayando ¿Lleva a buscar tocar lo más bailable y rítmico de estos 20 años?
– Voy a hacer un show nuevo, que va a ser el mismo en todos lados, sin renunciar a mi bagaje de hits de siempre, pero con una sonoridad actual.